"The watchword of the movement was: ‘antiimperialism, antistalinism’.
This is quite the statement, as it reveals an
understanding/compression that started to make its way between the
two supposedly rival systems of the ‘Cold War’. While the
predominant tendency was that, within each bloc, the dissidents
typically admired the opposite bloc, the radical youth realised that
they had to oppose both at the same time…” - Footnote at the
cover.
Stolen pic from @manualdecombate |
The author achieves his goal of trying to shed some light about and focus on other different ways in which the political struggles and subversion “are expressed through many more channels than those they have boiled down to as political parties, institutions and ideologies” revolving around the Japanese music scene of those years. He chooses to present it in seven chapters, conjugating these ideas and painting some brushstrokes of this underground Japan, as well as its subsequent influence.
The book starts with the post ‘68 situation, touching on the influence of situationism and Paris. The spearhead of the depth with which it develops an international context , backing it with ideas, theories, discourses, references and so on and so forth; he will assemble the rest of the contents in the same way. Fortunately, they aren’t merely isolated anecdotes, for the narration looks for the cohesion and continuity in the matter, and it embodies and achieves it.
One of the first chapters is centered on the 全学連 Zengakuren - All-Japan Federation of Student Self-Government Associations - and how their tactics like the dance of the serpent during the protests or how being protected with helmets, and doing changes on their charges, etc. inspire and influence a great part of the world. It is always interesting to see the explanation on the revolutionary breeding ground, how this second wave finally crystallized in the seventies and reached a climax or how this breaks with the statism and the undue protagonism of the bloc politics and great powers of the Cold War.
Another chapter uses as a reference the Western influence in Japan and vice versa. It is cool to see how they feed back, hybridise, their diverse influences, etc. It is the case of the 1966 Beatles’ tour, John Coltrane, Stockhousen, the 1962 Cage tour, etc. But this also goes the opposite direction, from Japan to the West. It is actually nice to see this subversive global breeding ground, how this would belong to a determined second wave that would finish rearing the end of the seventies, while the first one had started in 1917 and died in Spain in the 36. Has the third one taken place in 2019-2020?
Within this transgression, another chapter is dedicacted to Japanese rock bands: the Flower Travellin’ Band and the Les Rallizes Denudés, as well as their evolution and downfall? Due to some of the actions that had some of the members partake on the hijacking of a plane (...).
Before an epilogue that bids us farewell, there is one chapter on Japanese free jazz, a new world that is fucking new, where it is funny to see the connections between Keiji Haino with the people mentioned in the previous chapter, or getting to know Masayuki Takayanagi, or our latest favourite discovery: Kaoru Abe, someone Henry Rollins refers to as: “he sounds like Albert Ayler, but more desperate”.
In
summary: it might have been too short, I was bummed that it finished
so early (I craved for more), but it has the precise length not to
drown in so much new information. At least, it can be the starting
point by mentioning the albums and books that are included all along
the book. There is plenty of material and work. I learnt a lot, to be
honest. You read it quickly, it is rather fluid and you can read it
while chilling even if you want to check out, look for and
integrating a lot of the things it mentions. The register of this
essay doesn’t forget about the incorrections, comfort and amenity
that compares to the writing in a fanzine, so he allows himself to
cut some slack. Fortunately, it is not an intellectual bore. We have
to point out that one can get a little lost if you don’t know many
free jazz, avant-garde artists, historical and political context
references, but we’re here to learn. The same goes for the
bibliography at the end.
Julio, the author, in stage with Manual de Combate (July 2019). Pic by @narizsangrante |
Finally,
if we want to show no mercy, it is quite the irony how supposedly
subversive factions and political parties have attacked and
discredited it. I don’t know whom or what they remind me of (...).
It is quite funny that I found, months later, that this book is
written by the same Julio that plays sax in Manual de Combate and has
written other books such as “La violencia, venga de donde venga”
[Violence, no matter where it comes from] (2020). You can read it
online at: http://www.dosytresdorm.org/
// Julio’s blog: https://punkfreejazzdub.blogspot.com/ // Originally posted in I Don't Give a Fuck #4
“La consigna central del movimiento era: ‘antiimperialismo, antiestalinismo’. Lo cual no es poco: revela una compresión que recién el 68 empezó a abrirse paso con toda claridad: la equivalencia fundamental entre los supuestos dos sistemas rivales de la ‘Guerra Fría’. Mientras la tendencia dominante había sido que en cada uno de los bloques los disidentes tendieran a admirar al bloque contrario, la juventud radical se había dado cuenta de que había que oponerse a ambos al mismo tiempo…” - Nota a pie de portada.
Foto afanada de @manualdecombate |
Girando en torno a la escena musical japonesa de los referidos años, y buscando dar a luz y centrarse en otras vías en que la lucha política y subversión “se expresan por muchos más canales que aquellos a los que los han reducido los partidos e instituciones políticas y sus ideologías”, el autor logra su cometido. Para ello, opta por siete capítulos, aunando estas ideas y cartografiando algunas pinceladas de este Japón subterráneo, así como su influjo posterior.
El libro arranca con la situación post ‘68, tocando la influencia del situacionismo y de París. Punta de lanza para la profundidad con la que desarrolla un contexto internacional, sustentándose en ideas, teorías, discursos, referencias, y demás asuntos; vertebración que lo acompañará a lo largo de todos los contenidos. Afortunadamente, no son solo anécdotas aisladas, sino que el relato busca, encarna y logra la cohesión y continuidad en la materia.
Uno de los primeros capítulos se centra en las 全学連 Zengakuren – la Federación Japonesa de Asociaciones Estudiantiles – y cómo sus tácticas como el baile de la serpiente en las protestas o ir protegidos con cascos, hacer relevos en sus cargas, etc. inspiran e influencian a gran parte del mundo. Resulta interesante ver la explicación del caldo de cultivo revolucionario y cómo en los setenta termina de cristalizar y alcanzar su clímax esta segunda ola, o cómo esto rompe con el estatismo y protagonismo desmedido de la política de bloques y grandes potencias de la Guerra Fría.
Otro de ellos toma como referencia las influencias occidentales en Japón y viceversa. Mola ver cómo se retroalimentan, cómo se hibridan, sus diversas influencias, etc. Es el caso de las giras en 1966 de Los Beatles, J. Coltrane, y Stockhausen, o la de Cage en 1962, etc. Pero también cómo esto tiende a influir en sentido contrario, de Japón a Occidente. Realmente es bonito ver este caldo de cultivo subversivo a nivel global, cómo esto correspondería a una determinada segunda ola, que terminaría a finales de los 70, arrancando la primera en 1917 y muriendo en España en 1936. ¿Ha sido la tercera en el 2019-2020?
Dentro de esta transgresión, otro de los capítulos está dedicado a las bandas de rock japonés: La Flower Travellin' Band y Les Rallizes Denudés y su evolución y ¿desgracia? Debido a algunas de las acciones que cruzaron integrantes con la participación en el secuestro de un avión (…).
Y antes de un epílogo a modo de despedida, culmina otro referido al free jazz japonés, un nuevo mundo nuevo de carallo, donde está cachondo ver las conexiones de gente como Keiji Haino con los mencionados en el capítulo anterior, o saber de gente como Masayuki Takayanagi, o el que de momento ha sido nuestro descubrimiento favorito: Kaoru Abe, a quien Henry Rollins define: “suena como Albert Ayler, pero más desesperado”.
Recapitulando: quizás sea un poco corto, me jodió que terminase tan pronto (quedé con ganas de más), pero tiene la duración justa y adecuada para no naufragar ante tanta nueva información. Por lo menos sirve como punto de partida por la mención de los discos o referencias bibliográficas que se incluyen a lo largo del mismo. Hay material y trabajo para rato. A decir verdad, aprendí bastante. Se lee rápido, y es bastante fluido y agradable de leer de chill, aunque quieras ir checando, buscando e integrando muchas de las cosas que menciona. El registro del ensayo no olvida las incorrecciones, comodidad y amenidad para escribir el equivalente a un fanzine, permitiéndose sus licencias correspondientes. Afortunadamente no es un tostón intelectual. Señalar que si se desconocen referencias del free jazz, artistas de vanguardia, contexto histórico y político, uno puede llegar a perderse un poco. Pero bueno, estamos aquí para aprender; lo mismo con la bibliografía hacia el final.
Julio, el autor, con Manual de Combate (Julio de 2019). Foto por @narizsangrante
Por último, puestos a hacer sangre, está cachondo el descrédito y ataques reaccionarios por parte de sectores y partidos políticos supuestamente subversivos. No sé a quiénes o a qué me recuerdan (…). O enterarme meses más tarde que está escrito por el mismo Julio que toca el saxo en Manual de Combate, o que tiene escrito otros libros como La violencia, venga de donde venga (2020). Podéis leerlo online: http://www.dosytresdorm.org/ // Blog de Julio: https://punkfreejazzdub.blogspot.com/ // Originalmente publicado en I Don't Give a Fuck #4